Nuestra
primera ruta fuera de España y además nuestro primer cuatromil.
Los
bereberes están hechos de otra pasta
Datos
técnicos:
-Fecha: del 24 al 27 de
agosto de 2015.
-Longitud de la ruta: 54,45 kilómetros (11,08 el primer día, 19,66 el segundo y 23,71
el tercero)
-Duración: 14 horas y 30 minutos (primer día 3 horas, el segundo 6
horas y 45 minutos y el tercero 4 horas y 45 minutos)
-Desnivel: 3600 metros (1300 el primer día, 1000 el segundo y 1300 el
tercero)
-Dificultad: Muy
difícil, debido a la altitud, la gran duración y el gran desnivel positivo.
-Población: Imlil
-Enlace de las rutas en
wikiloc (hay que registrarse para descargar el archivo):
Ruta Alto Atlas. 3/3: Mzik - pueblos bereberes
Ruta Alto Atlas. 3/3: Mzik - pueblos bereberes
Descripción
de la ruta:
Empezamos el trekking
en las inmediaciones de la población de Imlil. Vamos subiendo poco a poco hasta
llegar al refugio Netler. Al día siguiente subimos a la cima “Jbel Toubkal” y
descendemos de nuevo al refugio. Tras un descanso bajamos hasta Mzik. El último
día hacemos una ruta por los pueblos bereberes de la zona.
De
interés:
El viaje a Marruecos,
los pueblos bereberes, la gente local, las inmensas montañas de la cordillera
del Atlas, etc.
Mapa
de la ruta de wikiloc:
Llegamos a Marrakech el
lunes por la noche. Al día siguiente salimos hacia Imlil y nos ponemos a
caminar. No hacer aclimatación previa no es muy recomendable, pero al tener el
planning tan justo no cabe otra opción.
Lo primero que hacemos
al llegar a Imlil es tomarnos un té con menta y ver en un televisor
destartalado la peregrinación a la meca
(para ir entrando en la cultura…).
Nos presentan al guía
(Hamit) y a su hijo que también nos acompañará. Cargamos una mochila en un
burro y nos ponemos a caminar.
El paisaje es inmenso.
A un lado y a otro vemos picos de más de tres metros. Y pequeños pueblos
bereberes enclavados en la montaña.
A lo lejos ya empezamos
a ver nuestro objetivo.
Seguimos subiendo a un
buen ritmo (el guía y su hijo son unas máquinas).
A mediodía llegamos a Chamharouch, un santuario donde sube
gente local.
Aquí nos detenemos a
comer y degustar los platos típicos marroquís.
Ya recuperado el
aliento, continuamos la ascensión hasta el refugio
Netler, a unos 3207m de altitud.
La tarde la
aprovechamos para dar un paseo por las inmediaciones del refugio, asearnos y
jugar a las cartas.
Después de cenar, nos
acostamos pronto, a eso de las 21.30h, ya que al día siguiente nos levantaremos
a las 5.30h para poder llegar antes de la caída del sol a Mzik.
Después de dormir en la
incomodidad típica de un refugio de montaña, desayunamos bien para tener
suficientes energías (las necesitaremos).
Con aún las piernas
cansadas del día anterior, nos ponemos en marcha. Todavía es noche cerrada y
hemos salido casi los últimos del refugio.
Aun así subimos a muy
buen ritmo y no tardamos en empezar a pasar a gente (el guía nos mete caña,
jeje).
La subida se hace
complicada por el frío, la falta de oxígeno y la fuerte pendiente. Pero
seguimos subiendo y poco a poco vemos el tramo final, algo expuesto por el paso
de roca y el viento (pero sin gran dificultad).
Ya vemos la cima, así
que disfrutamos los últimos metros y saboreamos la gloria.
¡¡¡Cima!!!
Primer cuatro mil
(Toubkal, 4167m).
Hacemos todas las fotos
del mundo y disfrutamos del momento.
Ahora la pregunta que
nos surge es, ¿Cuál será la próxima? ¿Teide, Aneto, Kala Patthar?
Para eso ya habrá
tiempo. Ahora hay que seguir caminando por estas tierras.
Emprendemos la bajada.
Con calma ya que hay bastante piedra suelta y los resbalones son comunes.
Después de tomarnos el
té en el refugio, bajamos hasta Chamharouch
para comer y descansar.
Después de recuperar
fuerzas, bajamos hasta Imlil, para subir más tarde a Mzik (un pueblo bereber
donde el guía nos invita a quedarnos en su casa).
La gente de estos
pueblos es muy hospitalaria. Nos invitan a cenar, dormir y desayunar en la casa
del guía.
Al día siguiente
decidimos hacer una ruta por los pueblos bereberes donde no llega tanto el
turismo.
Una ruta exigente pero
a la vez gratificante al ver que la gente no ha cambiado sus costumbres en
varias décadas.
Y en Imlil acaba
nuestra aventura.
Un sitio especial. Un
país increíble. Y al que seguro que volveremos para hacer otras actividades.
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