miércoles, 26 de agosto de 2015

Alto Atlas de Marruecos (Jbel Toubkal, 4167m)

Nuestra primera ruta fuera de España y además nuestro primer cuatromil.
Los bereberes están hechos de otra pasta


Datos técnicos:
-Fecha: del 24 al 27 de agosto de 2015.
-Longitud de la ruta: 54,45 kilómetros (11,08 el primer día, 19,66 el segundo y 23,71 el tercero)
-Duración: 14 horas y 30 minutos (primer día 3 horas, el segundo 6 horas y 45 minutos y el tercero 4 horas y 45 minutos)
-Desnivel: 3600 metros (1300 el primer día, 1000 el segundo y 1300 el tercero)
-Dificultad: Muy difícil, debido a la altitud, la gran duración y el gran desnivel positivo.
-Población: Imlil
Descripción de la ruta:
Empezamos el trekking en las inmediaciones de la población de Imlil. Vamos subiendo poco a poco hasta llegar al refugio Netler. Al día siguiente subimos a la cima “Jbel Toubkal” y descendemos de nuevo al refugio. Tras un descanso bajamos hasta Mzik. El último día hacemos una ruta por los pueblos bereberes de la zona.

De interés:
El viaje a Marruecos, los pueblos bereberes, la gente local, las inmensas montañas de la cordillera del Atlas, etc.

Mapa de la ruta de wikiloc:




Llegamos a Marrakech el lunes por la noche. Al día siguiente salimos hacia Imlil y nos ponemos a caminar. No hacer aclimatación previa no es muy recomendable, pero al tener el planning tan justo no cabe otra opción.

Lo primero que hacemos al llegar a Imlil es tomarnos un té con menta y ver en un televisor destartalado la peregrinación a la meca (para ir entrando en la cultura…).



Nos presentan al guía (Hamit) y a su hijo que también nos acompañará. Cargamos una mochila en un burro y nos ponemos a caminar.



El paisaje es inmenso. A un lado y a otro vemos picos de más de tres metros. Y pequeños pueblos bereberes enclavados en la montaña.



A lo lejos ya empezamos a ver nuestro objetivo.


Seguimos subiendo a un buen ritmo (el guía y su hijo son unas máquinas).
A mediodía llegamos a Chamharouch, un santuario donde sube gente local.
Aquí nos detenemos a comer y degustar los platos típicos marroquís.









Ya recuperado el aliento, continuamos la ascensión hasta el refugio Netler, a unos 3207m de altitud.




La tarde la aprovechamos para dar un paseo por las inmediaciones del refugio, asearnos y jugar a las cartas.






Después de cenar, nos acostamos pronto, a eso de las 21.30h, ya que al día siguiente nos levantaremos a las 5.30h para poder llegar antes de la caída del sol a Mzik.

Después de dormir en la incomodidad típica de un refugio de montaña, desayunamos bien para tener suficientes energías (las necesitaremos).
Con aún las piernas cansadas del día anterior, nos ponemos en marcha. Todavía es noche cerrada y hemos salido casi los últimos del refugio.
Aun así subimos a muy buen ritmo y no tardamos en empezar a pasar a gente (el guía nos mete caña, jeje).



La subida se hace complicada por el frío, la falta de oxígeno y la fuerte pendiente. Pero seguimos subiendo y poco a poco vemos el tramo final, algo expuesto por el paso de roca y el viento (pero sin gran dificultad).


Ya vemos la cima, así que disfrutamos los últimos metros y saboreamos la gloria.
¡¡¡Cima!!!
Primer cuatro mil (Toubkal, 4167m).
Hacemos todas las fotos del mundo y disfrutamos del momento.
Ahora la pregunta que nos surge es, ¿Cuál será la próxima? ¿Teide, Aneto, Kala Patthar?
Para eso ya habrá tiempo. Ahora hay que seguir caminando por estas tierras.





Emprendemos la bajada. Con calma ya que hay bastante piedra suelta y los resbalones son comunes.








Después de tomarnos el té en el refugio, bajamos hasta Chamharouch para comer y descansar.



Después de recuperar fuerzas, bajamos hasta Imlil, para subir más tarde a Mzik (un pueblo bereber donde el guía nos invita a quedarnos en su casa).




La gente de estos pueblos es muy hospitalaria. Nos invitan a cenar, dormir y desayunar en la casa del guía.

Al día siguiente decidimos hacer una ruta por los pueblos bereberes donde no llega tanto el turismo.
Una ruta exigente pero a la vez gratificante al ver que la gente no ha cambiado sus costumbres en varias décadas.










Y en Imlil acaba nuestra aventura.

Un sitio especial. Un país increíble. Y al que seguro que volveremos para hacer otras actividades.




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